Café con aroma de mujer
De pie junto al portón
es buena la intención
taza de café capuchino,
galleta de almendras
recinto limpio,
retrato apaciguando la calentura
un sorbo, dos, tres,
una mirada bajo el faldón en la inquietud del momento.
No caben silencios en los labios,
bocas húmedas
palabras tácitas entre aromas de café y tabaco
impulso de la pasión
impaciencia de la razón
sigue el tiempo nadando por la piel
atenuando la estrechez
círculos de abrazos, latidos expectantes
solo una lucha entre el compromiso y la conciencia
espíritu solitario
abatido
atado de pies y manos
rozando el dintel.
De repente, todo estalla
ya consumado
pregunta, simple, pero certera
las lágrimas danzan en la estancia,
saltan como gotitas
Sobre las palmas.
Silencio,
gime el alma, se yergue el corazón
sobran explicaciones
el mutismo
se hace trofeo de la situación
la razón aflora
nada hay
sólo
ella, la figura de negro
la silueta bajo la ventana
otra noche, otro camino
pies descalzos
haciendo surcos
levita
sólo ella… y su capuccino.
Prosa de Felicidad S. Fernández
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mónica -
Raquel -